La primavera pasada en una de mis clases de yoga oí por primera vez la palabra ghee. Yo, tan curiosa, puse la oreja en la conversación de las dos mujeres que tan entusiasmadas hablaban sobre ese maravilloso líquido Ayurveda con un millón de propiedades.
El Ayurveda considera el ghee como la grasa comestible más saludable, con infinidad de propiedades para la salud. Según muchas culturas esta grasa es capaz de promover la longevidad y de proteger al cuerpo y la mente desde todos los ángulos y resquicios. Eso al menos contaban ellas, y yo no dudé en investigar un poquito más sobre el tema.
A la semana siguiente ahí estaba yo, con mis barras de mantequilla de pasto y una gran cazuela, decidida a preparar una buena cantidad de ghee para regenerarme el alma, el cuerpo y lo que fuera necesario.
PERO ¿QUÉ ES EL GHEE?
El ghee es un tipo de mantequilla clarificada, proveniente de la mantequilla tradicional (normalmente de vaca). En su proceso de elaboración, los sólidos de la leche se eliminan prácticamente en su totalidad, quedando exclusivamente la grasa y las vitaminas A, E, D y K2, éstas dos últimas esenciales para un correcto funcionamiento del organismo y de las que la mayoría de personas tienen carencia. Es además un alimento fantástico para facilitar la limpieza del intestino y eliminar toxinas acumuladas
Cuando el ghee es puro y se han eliminado los sólidos correctamente, su único componente es el aceite de mantequilla, con alguna traza leve de lactosa o caseína apenas perceptible, lo que hace que sea un fantástico sustituto de la mantequilla para aquellas personas con cierta sensibilidad (o incluso intolerancia) a los productos lácteos.
Además de la cantidad de vitaminas que contiene, es una buenísima fuente de CLA, ácido linoleico conjugado. El CLA tiene un potente efecto antioxidante, además de mejorar la tolerancia a la glucosa y los lípidos sanguíneos mediante la reducción de los triglicéridos.
También se usa de forma externa, para tratar problemas cutáneos como eccema, problemas en el cuero cabelludo o incluso quemaduras.
¿CÓMO SE PREPARA?
Por supuesto puedes comprarlo y ahorrarte el proceso, pero merece mucho la pena dedicarle un ratito solo por la posibilidad de escoger la mejor mantequilla que encuentres (yo te recomiendo que sea mantequilla de pasto para que las grasas sean de la mejor calidad posible) y por el olor a caramelo Werther´s Original que queda en toda la casa…
Es muy fácil hacer ghee pero hay que dedicar un ratito en la cocina y tener cuidado en la última fase del proceso para que no se queme.
Vas a necesitar:
- 4 barras de mantequilla sin sal para aproximadamente 700 ml de ghee (si es la primera vez que vas a hacerlo puedes probar con 1 o 2 barras para hacer el experimento y ver si te gusta)
- Una olla o cazuela de acero inoxidable
- Una cuchara de madera
- Una tela o gasas para colarlo
- Un bote de cristal limpio
Procedimiento:
- Sin calentar la olla previamente coloca dentro la mantequilla en trozos y enciende el fuego a potencia media, sin tapar en ningún momento.
- Aquí veras como la mantequilla comienza a derretirse y cómo los sólidos que contiene van subiendo hacia arriba. Comenzarás a ver una capa espumosa en la superficie. Si retiras toda la espuma que va apareciendo la cantidad final de ghee será menor, es mejor dejarla y remover de vez en cuando.
- Deja que la mantequilla derretida llegue a hervir pero sin subir la potencia del fuego, es mejor mantener una potencia media para no correr el riesgo de estropear el ghee. En este paso los sólidos lácteos comenzaran a desintegrarse y el agua se evaporará, no olvides remover de vez en cuando con la cuchara de madera.
- Después de unos minutos notarás como la capa superficial se convierte en unas burbujas más grandes (¡remueve!) que cada vez se harán más pequeñas hasta convertirse de nuevo una capa de espuma más densa. En este momento baja el fuego casi al mínimo y remueve más a menudo.
- La capa superficial será cada vez más pequeña y en el fondo de la cazuela aparecerán cada vez más sólidos color café, es el momento de apagar el fuego para que éstos restos no se quemen.
- El ghee habrá tomado un color tostado, ámbar, y la espuma casi habrá desaparecido.
- Deja que el líquido se enfríe al menos media hora y con ayuda de un colador y una gasa o trozo de tela pasa el ghee a los botes de cristal que vayas a usar, sin cerrarlos hasta que no estén completamente fríos.
- Conservar a temperatura ambiente.
(9. Morirte del gusto de lo rico que huele y lo bien que sabe.)
Una vez le hayas cogido el gusto puedes hacer ghee con diferentes sabores, mezclándolo con lo que se te ocurra: aceite de coco, especias como curry o canela, hierbas aromáticas como hierbabuena o albahaca, ajo molido… Tienes mil opciones ¿te animas a prepararlo?
Sed felices,
María