Como fiel amante del pollo asado que soy, esta tenía que ser una de las primeras recetas que intentara con el que ha sido mi regalo estrella de estas navidades: la famosa Crockpot o más conocida como olla de cocción lenta.
Siempre comento con mi familia que el día que diseñe mi propia casa, en lo que voy a poner más esmero será en la cocina. No tengo ninguna duda que será el lugar de la casa donde pasaré más tiempo. Me la imagino con un comedor enorme de grandes ventanales, un sofá cerca de un horno de leña y muchos muebles de almacenaje para meter la gran cantidad de chismes que tengo pensando comprar cuando tenga espacio… Entre ellos, mi maravillosa olla que me tiene el corazón robado.
Este tipo de ollas no son estrictamente imprescindibles en una cocina, eso es obvio. Pero si te gusta cocinar y sobre todo, si te gusta comer, me parece una muy buena inversión para preparar platos de siempre con un sabor mucho más intenso y una textura inigualable.
La técnica de la Crockpot es mantener una temperatura constante, generalmente baja, durante un periodo de tiempo largo con respecto a lo que estamos acostumbradas. En función de lo que queramos cocinar puede oscilar entre 3 o incluso 24 horas en el caso de caldos de huesos, con la (grandísisisima) ventaja de que el consumo eléctrico es muy reducido en comparación con el horno o la vitrocerámica.

Además algo que me parece esencial a la hora de cocinar, es que con estas temperaturas y forma de repartir del calor, las vitaminas solubles no se pierden con tanta facilidad y los nutrientes suelen conservarse mejor.
Y sí, podría llevarme horas soltando maravillas de este cacharro, pero por hoy creo que os hacéis una idea de porque estoy tan in love, ¿verdad? Os dejo con la receta que por supuesto, es totalmente adaptable a hornos convencionales.
INGREDIENTES:
- Un pollo de corral entero
- 2 patatas/boniatos cortadas en rodajas
- 1 limón
- 4-5 dientes de ajo
- 2 cucharadita de tomillo seco
- 1 cucharadita de orégano seco
- 50 ml de aceite de oliva virgen extra ó 50 gr de mantequilla de pasto
- Sal y pimienta al gusto
PROCEDIMIENTO:
- Una vez el pollo está limpio de plumas y vísceras, lo colocamos en una fuente y lo frotamos con un diente de ajo abierto por la mitad.
- Luego agregamos homogéneamente el aceite de oliva o la mantequilla de pasto de modo que todo el pollo quede impregnado por dentro y por fuera.
- Repartimos las especias, el resto de dientes de ajo troceados, el zumo de limón y salpimentamos.
- Dejar el pollo macerar unas horas antes de meterlo en la olla para que la piel absorba la mezcla de sabores.
- En el fondo de la olla colocamos una cama de patatas, la regamos con aceite, pimienta y sal. Encima colocamos el pollo ya macerado.
- Encender la olla en low y deja pasar unas 5-6 horas con la tapadera puesta.
- Una vez pasen las 5-6 horas apaga la olla y deja que el pollo se temple un poco antes de servir.
*NOTAS: Para aportar más sabor, puedes colocar medio limón en el interior del pollo antes de cocinarlo.
El único inconveniente que tiene cocinar así, es que aguantar ese olorcito durante tanto tiempo, te desarrolla la impaciencia… ¡y el hambre!

Por lo demás, es una manera extraordinaria de hacerle un buen regalo gastronómico a tu paladar. Si te gusta la cocina tanto como a mí, ay amiga… ¡Ya tienes algo más que apuntar en tu wish list! ¡Buen provecho!
Sed felices,
María