ACELGAS CON GARBANZOS

26/11/2016

No hay nada que más me apetezca con este frío que platos de cuchara bien calentitos. Ya sabéis (las que me seguís por Instagram) lo ultrafan que soy de los platos de toda la vida, y sobre todo versionarlos a opciones más saludables pero igual de sabrosas. Llevo comiendo este plato desde pequeña, y he decidido que tenía que ser una de las primeras recetas del blog por lo altísima que es en nutrientes, por lo fácil que es y por lo rica que sabe en uno de esos días fríos que necesitamos algo reconfortante.

Los garbanzos son ricos en carbohidratos complejos de absorción lenta (perfectos para un mejor control de la insulina) y en proteínas. Para completar los aminoácidos de la proteína vegetal que contienen, siempre suelo comer las legumbres con arroz vaporizado, integral o basmati. Me encanta la mezcla de sabores y texturas.

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Pero la verdadera estrella de esta receta son las acelgas. Son altísimas en vitaminas A y C y en minerales como calcio, hierro y magnesio. Además contienen mucha fibra, lo que nos ayudará a aumentar la sensación de saciedad. Mi recomendación es que las compréis en el mercado, frescas y naturales. Las de bolsa no van a dar el mismo resultado, ni en sabor ni nutricionalmente.

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(Por cierto, lo mejor que os puede pasar es que os encontréis un bichito en las hojas de las acelgas, eso es señal de que habéis comprado buena materia prima.)

INGREDIENTES:

- 500 gr de garbanzos (remojados al menos 10 horas en agua con sal)

- 400 gr de acelgas frescas

- 300 gr de patatas

- 1 cabeza de ajos

- 60 gr de aceite de oliva virgen extra (yo suelo usar 10 gr/ración)

- 1 cucharada de pimentón dulce de la Vera

- Comino en grano

- Sal

PROCEDIMIENTO:

  1. Ponemos los garbanzos a hervir unos 30 minutos y vamos retirando la espuma que sueltan. A los 30 minutos tirar ese agua y ponerlos a hervir de nuevo en agua limpia con sal.
  2. Lavamos y cortamos las patatas y las acelgas en trozos (yo uso la hoja y el tallo) y vertemos en la olla junto a los garbanzos.
  3. En un mortero colocar los dientes de ajo cortados en láminas, el comino en grano y una cucharadita de sal.
  4. Agregamos el aceite de oliva en una sartén aparte y sofreímos la picada anterior. Cuando el ajo esté dorado, retiramos del fuego y agregamos el pimentón dulce sin parar de remover para que no se queme.
  5. Volcamos el sofrito en la olla, mezclamos bien y dejamos cocinar hasta que el garbanzo esté tierno y los sabores ligados.
  6. Probar y rectificar de sal. ¡Buen provecho!

*NOTAS: El agua que usaremos será la suficiente que cubra los ingredientes sin exceso para que el guiso no quede aguado.

Como veis es una receta súper fácil y es casi imposible que no salga deliciosa. Además podéis cocinarla para varias veces y congelar en porciones sin ningún problema. En casa solemos comerla al menos un par de veces al mes y nos encanta! Vamos a perderle el miedo a las legumbres. Cocinadas de manera correcta son una opción fantástica.

Espero que probéis a hacerla y me contéis!

 

Sed felices,

María

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